viernes, 24 de agosto de 2012

Una “mancha” en el CV: cómo capitalizar y contarle al entrevistador un fracaso profesional

 Aunque pocas veces se le presta atención a los traspiés, en todo emprendimiento o proyecto el fracaso siempre es una posibilidad. Expertos destacan la importancia de aprender de los errores y revelan cómo juegan la personalidad y la edad ante una experiencia fallida. ¿Qué competencia se fortalece?

Por Cecilia Novoa

Pocas veces se le presta atención a los fracasos empresariales, a aquello que se hizo con pasión y trabajo pero que, finalmente, no resultó. Sin embargo, en todo emprendimiento o proyecto profesional siempre es una posibilidad.
Además, diferentes traspiés se han convertido en la llave maestra de muchos emprendedores para ver y comprender los errores y salir fortalecidos. Es que, de los fracasos -casi- siempre se aprende.
"Por supuesto que los fracasos enseñan, pero en la medida que se logre capitalizarlos y se tenga la vocación de aprender", asegura Silvia Rodil, directora de la consultora Ghidini Rodil.
No obstante, la experta en RRHH cree que "el fracaso enseña a quienes están dispuestos a aprender de él". "No es una regla general", dice.
Por otro lado, Rodil observa una tendencia bastante generalizada a ubicar "en el afuera" el error. Causas como la "mala suerte" o "la época no nos acompañó" son respuestas bastante comunes después de una experiencia fallida, ejemplifica.
En tanto, el director de MS Coach, Martín Sandoval, hace hincapié en que en general, las personas son reacias a aceptar los fracasos y los errores porque significan una derrota, cuando, en realidad, la vida laboral está plagada de victorias y derrotas.
También para el consultor, "hay que capitalizarlos en términos de procesos de aprendizajes".
Y si bien las causas de los fracasos varían en cada caso, se pueden trazar algunas generalidades. En principio, muchas veces se cree que lo que pasó fue "mala suerte" y quizá con un buen análisis previo se podría haber evitado o por lo menos minimizado el impacto.
En cambio, en los casos donde todo se hace de forma responsable y también se fracasa, lo importante es tener en cuenta el costo de salida y estar seguros de que se puede resistir.
Además, si el emprendedor puede afrontar el costo de salida eso lo valida a hacer otro proyecto y que la gente lo acompañe.
La personalidad y la edad, clave
"No es malo equivocarse y volver a empezar, pero en esto hay que tener en cuenta la personalidad y la edad del emprendedor", advierte Rodil.
En cuanto a la personalidad, ante un emprendimiento que no brindó los frutos deseados muchos profesionales se cobijan en la relación de dependencia.
"Esto lo vemos muy a menudo en nuestras entrevistas para procesos de búsquedas. Se podría decir que no son emprendedores natos", cuenta la directora de la consultora especialista en selección de ejecutivos y profesionales.
Y completa: "Probablemente el que tenga fibra de emprendedor absoluta ante una caída vuelve a resurgir. En estos casos, quienes emprenden están dispuestos a pagar el precio del posible fracaso, que puede ir desde la afectación de su situación económica hasta su imagen social y personal."
La edad, en tanto, no es un tema menor. Es que, lógicamente, no es lo mismo reponerse económicamente a los 25 años que a los 45.
Al respecto, Rodil señala que "si el camino posterior que se elige es buscar alguna posición en relación de dependencia, a medida que se esté llegando a los 50 las posibilidades se van achicando."
En definitiva, advierte, en todos los aspectos la posibilidad de "recuperación" de un joven no es la misma que la de un adulto mayor.
La importancia de aclarar y detallar 
Para Gustavo Wurzel, socio de la consultora de búsquedas ejecutivas Backer Wurzel & Partners, "a muchos emprendimientos le van, pero lo importante es entender las causas de fracaso."
"Si fue por una mala gestión de la persona, es preocupante. Si terminó por un factor externo, es diferente, porque en este caso el resultado no depende del emprendedor", diferencia el headhunter.

Y añade: "Durante un proceso de selección, el profesional no debe victimizarse. Por el contrario, tiene que explicar muy bien todas las situaciones y responsabilidades, como así también demostrar que lidió con un escenario desfavorable y que aprendió de sus errores."
Además, el fracaso desarrolla en las personas una serie de competencias como, por ejemplo, el enfoque en los resultados, la capacidad de aprendizaje, y la resiliencia.
La pregunta que incomoda
Rubén Heinemann, Director Asociado de la firma Wall Chase Executive, cuenta que en las entrevistas una pregunta común al candidato es aquella que hace referencia a sus experiencias profesionales fallidas.
"En general, los postulantes que saben que viene esa pregunta, la mayoría de las veces dan respuestas inadecuadas. Se sienten incómodos y, lo peor, es que contestan con frases hechas, cuando en realidad no es el fin del mundo que le haya ido mal en algo", revela el experto en búsquedas ejecutivas.
Heinemann nota por parte de los candidatos una clara resistencia a contar los frustrados episodios laborales. En su opinión, sin embargo, deberían ser relatos genuinos y no dramáticos ya que "la gran mayoría de los personas tuvo algún proyecto o actividad que no le salió bien."
Es, a su vez, realista. Es que, para el director de Wall Chase, no es creíble que en su vida profesional un gerente general o un director nunca hayan tenido un problema.
Además, subraya, al momento de la entrevista lo más importante a indagar es como reaccionó el candidato en ese momento y de que manera salió de la situación.
En esta línea, la directora de Selección de Adecco Argentina, Eugenia Besler, apunta que "si el candidato tuvo una experiencia laboral fallida es importante que no reniegue de la misma sino que argumente que fue lo aprendido y cuáles serían los errores que no volvería a cometer."
"Siempre que hacemos este tipo de preguntas damos la posibilidad a que los candidatos puedan contarnos también como actuarían en caso que se les presente en el futuro la misma situación que los llevó en el pasado a actuar de modo fallido", remarca la directora de Adecco.
Claro que tampoco las experiencias fallidas deben ser demasiadas, porque sino, a los ojos del consultor y de la empresa que está buscando el perfil adecuado una incorporación, el balance entre éxitos y fracasos se complica.
La resiliencia cotiza en alza
"Fundamentalmente, lo que prueban los fracasos es la resiliencia de la persona, que es una competencia muy importante, ya que evidencia que a pesar de que algo pudo haberle salido mal, tiene la fuerza, el coraje, la integridad y la energía para sobreponerse de la situación", remarca Heinemann.
La resiliencia es, sin dudas, una competencia cada vez más buscada y valorada por las compañías. Se trata de concepto gestado en el ámbito de la física y que tiene que ver con la capacidad de determinados materiales de volver a adoptar su forma natural frente a un impacto o choque.
En las ciencias sociales, la resiliencia se refiere al convencimiento que tiene una persona o un equipo en superar los obstáculos sin pensar en la derrota, a pesar de que el escenario se presente adverso.
Según explican desde la consultora Hay Group, existen cuatro capacidades que son la base de la resiliencia y sobre las cuales trabajan los especialistas en coaching:

·                   Alto nivel de autoconfianza 
·                   Alto nivel de flexibilidad (lo que lleva a la anticipación porque permite leer la realidad de una forma distinta y por lo tanto actuar de otra manera)
·                   Fuerte orientación al logro
·                   Perseverancia

Incluso, desde la Neurociencia se considera que las personas más resilientes tienen mayor equilibrio emocional frente a las situaciones de estrés, soportando mejor la presión. Esto les permite una sensación de control frente a los acontecimientos y mayor capacidad para afrontar retos.

Consejos de expertos
Tras un fracaso, desde MS Coach Sandoval recomienda realizar un autoanálisis y sumergirse en una profunda introspección.
"No hay que negarlo. Por el contrario, es bueno hacer foco en los errores para tomarlo como oportunidad de aprendizaje y no como culpa. Que sea una episodio que nos haga crecer y nos ayude a superar los obstáculos en la próxima oportunidad", aconseja el consultor.
Y, desde Adecco, Besler subraya: "Nunca se debe perder la capacidad de autocrítica e introspección que nos permitirán poder en el futuro, actuar y aplicar modelos distintos que nos conduzcan al éxito."

Facebook rediseña su página para Pyme con nuevas herramientas

La red social de las caras incorpora elementos para conquistar al segmento de las pequeñas y medianas empresas y ayudarlas a crecer                                                                                               

Por iProfesional


Facebook rediseñó su página para empresas con el fin de ayudar a las pequeñas y medianas (Pyme) a acercarse a sus clientes y crecer en oportunidades de negocio.
Así lo aseguró la red social, que indicó que esta página estará disponible también en español.
HerramientasSegún informó El Economista, en concreto, el objetivo del rediseño de la página es proporcionar consejos "más útiles" a las empresas, así como herramientas y tutoriales para las Pyme en Facebook.
Además, la plataforma actualizó dentro de la propia página información sobre los últimos lanzamientos, una guía de mejores prácticas para los anunciantes y casos de éxito.

10 metas para retener y motivar el talento

Cada vez es más difícil para las empresas atraer recursos humanos calificados y que permanezcan motivados. El talento en los profesionales es un recurso escaso, que hay que saber buscar, captar y, sin duda, retener. Definitivamente, serán los colaboradores con más potencial, los que ofrecerán a las organizaciones las mayores ventajas competitivas para ser rentables. Por eso no debemos permitirnos perderlos.
Hay un factor que identifica que los recursos humanos claves suelen tener, en muchos casos, elevados índices de rotación y vayan cambiando de empleo de acuerdo a oportunidades más atractivas. Por eso entre las claves más destacadas se encuentra que las personas buscan quedarse en empresas que le brinden oportunidades de desarrollo, con lo cual disminuyen las posibilidades de perder al personal clave.
Actualmente, los Gerentes y Directores de RRHH, tienen como prioridad en sus agendas de actividades la difícil tarea de atraer, contratar y mantener motivados a los talentos.
Veamos las 10 claves para lograrlo:
1.       Crear una marca fundacional: la cultura organizacional debe ser un diferencial, y la organización debe ser coherente entre los valores que pregona y sus acciones. Para captar, motivar y retener el talento, debemos erigir una “marca” que enfatice la buena reputación de la empresa, tanto en la sociedad donde actúa y también como empleadora.
2.       Introducir un clima laboral sano: el ambiente de trabajo es un factor señalado como trascendental y decisivo al momento en que los empleados resuelvan irse o no de la empresa.  Las personas necesitan desarrollarse en un contexto en el que puedan entablar relaciones sociales y a la vez, lograr sus objetivos profesionales, acompañados por un ambiente de trabajo contenedor, agradable y ético.
3.       Desarrollar la carrera del personal: es importante que el personal clave, tenga en claro las posibilidades de desarrollo de carrera y la empresa lo acompañe,  garantizándoles que tendrán la posibilidad de crecer y desarrollarse internamente.
4.       Incentivar de manera personificada: no basta que la remuneración esté acorde a las referencias del mercado para motivar y retener a los colaboradores. Lo importante es que el incentivo sea personalizado, y de acuerdo a las necesidades y preferencias de cada trabajador o segmento, ya que no todos tienen las mismas motivaciones. Acá se aplican técnicas de segmentación etaria, geográfica, etc. Utilizando de apoyo herramientas de marketing, para poder dividir la plantilla.
5.       Lograr retos: Permitir que los empleados se sientan parte de los logros organizacionales como de los individuales.
6.       Optimizar la comunicación: Un empleado se sentirá mas integrado en la medida en que vea que sus ideas, propuestas y sugerencias son tenidas en cuenta. De este modo, se fomenta la pertenencia y se va a sentir parte en el logro de los objetivos organizacionales. Lo cual hará que se incremente su compromiso.
7.       Brindar herramientas para el aprendizaje: Las capacitaciones en diversas áreas son acciones motivadoras que ellos requieren para sentir que prosperan y crecen en sus carreras. Hay que tener en cuenta que los empleados que  buscan mantenerse y crecer dentro de una compañía, deberán contar con capacitación constante, siempre se debe mantener la empleabilidad de nuestros colaboradores, es una responsabilidad social de las organizaciones.
8.       Crear una cultura de confianza: la confianza afecta el comportamiento de los individuos y las organizaciones. Se puede lograr una mayor productividad en un ambiente donde prime confianza mutua dentro de la compañía. Es importante poner límites para evitar irnos a los extremos, ya que la línea es delgada y no debemos convertir a la organización en un club de amigos.
9.       Balancear entre la vida laboral y familiar: Retener a los empleados, otorgándoles una mayor flexibilidad horaria, es otra de las recomendaciones que hacen los especialistas. Un ejemplo es el llamado home office, que permite trabajar desde la propia casa. Otra alternativa es permitir a los empleados asistir a los actos escolares de sus hijos, brindar beneficios de guarderías, etc. Con acciones en este sentido, se acrecentará el compromiso y los empleados tendrán un balance mas equilibrado entre el trabajo y su vida personal.
10.   Impulsar la sociabilidad: Establecer como prioritario el trabajo en equipo e impulsar la convivencia entre sus integrantes. El buen ambiente en la oficina mejora el desempeño del empleado y disminuye el estrés. Realizar actividades grupales extralaborales, propicia un mayor conocimiento entre las personas del equipo de trabajo.

 Autor: Veronica Dobronich

jueves, 23 de agosto de 2012

Cuantas más reuniones con el jefe, mejor es la percepción de los empleados sobre su trabajo

Según una investigación de Great Place to Work, la brecha en la percepción del clima entre los que tienen más de dos encuenstros anuales de feedback y los que no tienen ninguno llega en algunos casos al 40%, incidiendo incluso en la percepción del propio ingreso y el merecimiento de los ascensos

Las reuniones de feedback que un jefe mantiene con sus empleados, es decir, aquellas para conversar sobre su desempeño, inciden positivamente en la percepción que los empleados tienen sobre su ambiente laboral, revela una investigación realizada por Great Place to Work en la Argentina.
Mediante una encuesta en la que participaron más de 50.000 personas, Great Place to Work detectó que los colaboradores que tienen dos o más reuniones de feedback anuales con sus superiores, tienen una percepción entre un 20 y un 40% superior sobre el clima que se vive en su lugar de trabajo que los que no tienen ninguna instancia anual de este tipo.
En temas sensibles como el nivel salarial, la investigación arrojó que quienes tienen dos o más reuniones anuales de desempeño con sus jefes, tienen 20 puntos porcentuales más en la percepción sobre las remuneraciones que quienes no las tienen.
De las personas que no han tenido ninguna reunión anual de desempeño, el 40% considera que recibe un pago adecuado por su trabajo, mientras que ese porcentaje aumenta a 42 para quienes tienen una, 51 para los que tienen dos reuniones anuales y 60% en el caso de los empleados que han tenido más de dos instancias anuales.
Consultados sobre si reciben una parte justa de las ganancias de la organización, solo el 29% de los que no tuvieron ninguna reunión contestaron positivamente, mientras que ese porcentaje sube al 35 % si han tenido una, al 42 % si tuvieron dos y llega al 52 % en quienes han tenido más de dos encuentros anuales.

Si bien esta incidencia se verifica en cada una de las variables analizadas, en algunos casos la brecha se hace muy grande.

Por ejemplo, el 75% de los empleados que tuvieron más de dos reuniones anuales de feedback con sus jefes considera que tienen la oportunidad de recibir un reconocimiento especial, los que tuvieron dos opinan positivamente en un 65%, los que tuvieron una 52% y, en los que no han tenido ninguna, sólo el 43% opina positivamente.
Reconocimiento y ascensos
Otro pregunta controvertida, como es si los ascensos se dan a quienes más lo merecen, también marca una clara diferencia en las respuestas de los que tuvieron varias reuniones y los que no tuvieron ninguna. Los primeros opinan afirmativamente casi en un 70%, mientras que los segundos están de acuerdo en la forma en que se dan los ascensos solo en el 35%, o sea la mitad.
La brecha que demuestra la fuerte incidencia de las reuniones de feedback se verifica en otras preguntas realizadas en la encuesta, como por ejemplo:
- Si los jefes los mantienen informados en los temas y cambios importantes
- Si los jefes hacen un buen trabajo en asignación y coordinación de personas
- Si los jefes cumplen con las promesas
- Si se reconoce el buen trabajo y el esfuerzo extra
- Si los jefes demuestran interés en el empleado como persona.

Esta investigación demostraría que a más instancias de reunión, mayor es el vínculo de confianza entre jefe y empleado, lo que conlleva a un aumento en la percepción que el colaborador tiene del ambiente laboral.
La confianza posibilita la emergencia de determinado tipo de relaciones interpersonales que facilitan el desarrollo grupal y organizacional y los líderes son quienes propician y generan condiciones para que el proceso de construcción de confianza sea posible, en este caso generando mayores instancias de comunicación y feedback con los empleados.
Fuente: iProfesional

Los jefes gritones están en vías de extinción de los lugares de trabajo

El nuevo consenso entre los gerentes es que gritar alarma a los empleados, los desmotiva en lugar de inspirarlos, y afecta la calidad de su tarea

Por Iprofesional

Nadie se olvida de un jefe que habla a gritos a los empleados y los deja sintiéndose indefensos y constantemente alterados, y a veces reducidos a lágrimas cuando llega la explosión.
Es una figura en la que Andrew Cornell promete no convertirse. A veces tiene ganas de hablar a alaridos cuando los trabajadores de su fábrica no cumplen con las expectativas. Pero se muerde la lengua. "Gritar es un vestigio del pasado, y siempre termino lamentándolo", asegura a The Wall Street Journal Americas Cornell, presidente ejecutivo de Cornell Iron Works en Mountaintop, estado de Pensilvania.
En cambio, mantiene reuniones cortas y frecuentes con empleados que tienen problemas, en lugar de "esperar al final, hasta tirar una bomba nuclear y dejar todo manchado de sangre".
Sin dudas, consigna The Wall Street Journal Americas, el jefe gritón parece estar en vías de extinción del lugar de trabajo.
El nuevo consenso entre los gerentes es que gritar alarma a los empleados, los desmotiva en lugar de inspirarlos, y afecta la calidad de su trabajo. 
Algunos jefes también temen desatar una demanda por acoso o terminar como la estrella de un video que termina distribuido por todo Internet.
Mientras los subordinados quizás se esfuercen en su trabajo con jefes difíciles, al esperar una pizca de elogios, pocos empleados rinden mejor en medio de gritos.

La agresión verbal suele dañar la memoria laboral de las víctimas, reduciendo su capacidad de comprender instrucciones y desempeñar tareas básicas como operar una computadora, según varios estudios de empleados de empresas de telefonía celular y estudiantes de ingeniera publicados este año en el Journal of Applied Psychology.
Trabajadores que afrontaron quejas de clientes hostiles y agresivos tuvieron menos probabilidad de recordar de qué se trataba la queja, comparados con trabajadores que trataban con clientes calmados.
El lugar de trabajo se ha vuelto más civilizado, según muchos parámetros. Cuando Lucinda Maine, presidenta ejecutiva de una asociación profesional de Alexandria, estado de Virginia, enfrentó problemas familiares hace poco, les gritó a algunos de sus vicepresidentes.

"Es mejor que gritarle a la recepcionista, pero hablar en voz alta nunca es apropiado", señaló en declaraciones publicadas por The Wall Street Journal Americas.
La ejecutiva se disculpó rápidamente con cada uno, y luego convocó a una reunión de su equipo para compartir lo que había aprendido: mantener controladas las emociones en el trabajo cuando uno está estresado en el hogar requiere de "inteligencia emocional", afirma.
Pero la forma en que peleamos en el trabajo no siempre es saludable. Hay mucho ira y frustración. Los gerentes gastan alrededor de 25% de su tiempo en resolver conflictos, según investigaciones.
La "parte no tan buena" de la tendencia de no gritar "es que la gente se traga las cosas", lo que motiva que las frustraciones se manifiesten de otras formas, dice Jack Lampl, presidente del Instituto A.K. Rice para el Estudio de los Sistemas Sociales, con sede en Rainier, estado de Washington.

Una de las formas favoritas de descargarse son los e-mails, que "sirven como una válvula de escape, pero tienden a inflamar el conflicto. Un mensaje lleno de ira "asume un rol muy corrosivo en el trabajo, que da pie a chismes y socava a los demás", señala.
Tal como relata The Wall Street Journal Americas, el año pasado, Melanie Brooks, editora de Bangor Metro Magazine, se enojó cuando un redactor no terminó un artículo a tiempo, lo que la obligó a completar el trabajo ella misma y perderse un evento laboral al que preveía asistir. La editora le envió un correo electrónico al redactor que decía: "Conseguí la información que faltaba, pero casi me MATA. Este es tu trabajo, no el mío". Agregó que no quería que volviera a suceder.
Brooks, que vive en Orono, estado de Maine, pensó que el e-mail era sucinto, directo y mejor que sermonear al redactor por teléfono. Pero al día siguiente, el redactor llamó al jefe de Brooks y se quejó durante casi media hora por el mensaje, y el jefe le reprochó a la editora por haber regañado al periodista por escrito.

Se cae un mito: el peor día de la semana no es el lunes

Según un estudio realizado en Estados Unidos, el ánimo de las personas no cambia demasiado entre el comienzo y el transcurrir de la semana

Puede ser una defensa del denostado lunes o una acusación tardía a tres días de la semana que -hasta ahora- estaban libre de culpa y cargo.

Usted lo puede interpretar con la perspectiva del vaso medio lleno -el lunes no es tan miserable como se pensaba- o del vaso medio vacío -en lugar de un día miserable a la semana hay cuatro-; pero lo cierto es que, según un estudio en Estados Unidos, el ánimo no cambia demasiado entre el comienzo y el transcurrir de la semana.

La angustia de cada lunes, un día que parece más difícil de escalar que el Everest, sería en realidad un mito, aunque la alegría del viernes sí estaría comprobada, ahora científicamente, en una investigación publicada en The Journal of Positive Psychology.

Tal como publica la BBC, un grupo de científicos estadounidenses llegó a esta conclusión tras analizar una encuesta realizada por la consultora Gallup en 2008, en la que más de 340.000 ciudadanos de ese país fueron entrevistados telefónicamente.

Uno de los interrogantes planteados a los entrevistados era sobre su humor en el día anterior. Los consultados debían contestar si habían sentido -o no- felicidad, tristeza, pena, estrés o bronca en la jornada previa.

Como había de esperarse, la gente expresó más alegrías y menos tristezas durante los días del fin de semana, en comparación con las tradicionales jornadas laborables.

Pero para asombro de los autores del estudio, la comparación entre los primeros cuatro días de la semana no registró grandes saltos. Solo el viernes salió bien parado.

"A pesar de nuestra creencia general sobre los horribles lunes, esta idea debería, en general, ser abandonada", indican los autores del estudio.

Para los investigadores, "la percepción sobre los lunes tristes está tan extendida debido al extremo contraste entre el ánimo que uno tiene el domingo y el que tiene el primer día de la semana, aunque luego este ánimo no cambie realmente entre el lunes, el martes, el miércoles y el jueves".

El profesor Arthur Stone, uno de los autores del estudio, destacó que la investigación trabaja sobre "un 'promedio', algunas personas pueden tener malos lunes, pero otros probablemente se sienten peor los martes. Solo decimos que los lunes no son mucho más tristes que los otros días".

"¿Pero en qué cambia -desde una perspectiva científica- saber cómo nos sentimos una mañana de sábado o una tarde de miércoles?", se pregunta el artículo de la BBC

"Por mucho tiempo me han interesado los cambios de ánimo. Son, después de todo, una parte importante de nuestra experiencia cotidiana y de nuestro bienestar psicológico", dijo.

Stone añadió que "el ánimo puede tener un impacto en nuestros procesos biológicos a través de sus efectos en las hormonas y en el sistema inmunológico, por lo tanto es -o debería ser- parte de nuestra comprensión de la salud y la enfermedad".

Otra conclusión del estudio es que si bien la alegría de los fines de semana no discriminaba géneros, o si la persona vivía sola o no, los jubilados y pensionados parecían sentir una mayor felicidad en estos días, quizás por la oportunidad de encontrase con amigos y reunirse con su familia.

Para los autores, a diferencia de otros trabajos realizados en el pasado, esta es la primera investigación de carácter masivo sobre los efectos de cada día en el ánimo de la gente, concluye la BBC.
Fuente: Iprofesional

lunes, 6 de agosto de 2012

IDEA y ADRHA inician el Programa de Formación Gerencial de Gestión de las Personas

La Escuela de Negocios IDEA, en coparticipación con la Asociación de Recursos Humanos de la Argentina (ADRHA), desarrollará el próximo 21 de agosto una nueva edición del Programa de Formación Gerencial de Gestión de las Personas.

El programa, dirigido a mandos medios y directores de área, no requiere certificación universitaria previa y tiene como principal objetivo comprender cuál es el rol del profesional de los Recursos Humanos en el contexto actual y su contribución estratégica en los resultados del negocio.

Para ello, sus contenidos ahondan en las nuevas estrategias de reclutamiento y selección y permiten adquirir prácticas de atracción, retención y desarrollo de talentos; perfeccionan habilidades personales para la gestión estratégica de la comunicación con el propósito de mejorar el clima organizacional; y ayudan a que los colaboradores encuentren sentido a su rol en la empresa y se comprometan positivamente con las prácticas organizacionales.


Fuente: Iprofesional